Texto por Josselyn López
Ilustración por Brooke Smart
Las mujeres han enfrentado grandes desventajas en el mundo del trabajo, las cuales están ligadas a las normas sociales que les imponen responsabilidades domésticas y el cuidado exclusivo de hijos e hijas.
En Honduras, el salario de un hombre es L.359 superior en promedio al de la mujer, pese a la realización de las mismas actividades; según datos de la encuesta de Hogares 2019 del Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE).
Un análisis realizado por el EL HERALDO sobre el salario por rango de edad y sexo señala que entre más joven es la mujer, menos paga recibe.
Discriminación laboral y la maternidad
La discriminación, los estereotipos y las prácticas de conducta en las empresas y en las organizaciones hacen que las mujeres se encuentren en los empleos peor remunerados y que sea difícil un progreso en su trayectoria laboral.
Según la ley, ningún empleador debe de condicionar la contratación, permanencia o renovación de contrato por la ausencia o existencia de un embarazo, pero en muchas vacantes las pruebas de embarazo negativas se vuelven un requisito para optar al empleo, con el supuesto de que contratar a una mujer embarazada representa un riesgo económico para la empresa.
Así conciben muchos empleadores el derecho al permiso por maternidad, como una pérdida, y no como una garantía que permite el descanso de la mujer y el cuidado de un recién nacido. Pero este derecho, reconocido en muchas partes del mundo sólo para las mujeres y no como un asunto de familia, termina repercutiendo negativamente en la carrera profesional de cada una.
La presión es aún más fuerte una vez es contratada, porque recibe mensajes constantes de que no debería embarazarse, que hacerlo sería poner en riesgo su trabajo o ascenso. Y quienes se atreven a decidir por su maternidad, saben que tienen casi garantizado el despido una vez finalicen su periodo post natal. Esto representa una discriminación frontal contra las mujeres en el mercado laboral.
¡Eso que llaman amor es trabajo no pago!
Las jornadas de trabajo de las mujeres no tienen hora de salida, porque la mayor parte de las mujeres, después de su jornada laboral formal se dedican a las tareas domésticas no remuneradas, al cuidado del hogar y de sus hijos e hijas. Como este tipo de responsabilidades están dirigidas a las mujeres, son ellas quienes se encargan de asistir a sus hijos e hijas cuando enferman, cuando hay una emergencia escolar, etc., por lo que son las mujeres quienes suelen pedir permisos en el trabajo para atender estas circunstancias, para los hombres este tipo de situaciones son irrelevantes.
Las mujeres están constantemente expuestas a ofensas si deciden no ser madres, pero si deciden serlo enfrenta situaciones de discriminación laboral. Y así las mujeres y demás personas con capacidad de gestar se enfrentan a una constante contradicción entre el mandato social de la maternidad y un sistema económico que las castiga si deciden serlo.
La maternidad debe ser deseada, elegida y con derechos.