Derecho a Decidir

Nosotras Decidimos 

Desde Somos Muchas concebimos el derecho a decidir como un derecho que atraviesa todas las dimensiones de las personas, esto implica el acceso a los medios necesarios para la toma de decisiones autónomas sobre nuestro cuerpos, vidas y existencias.

Identificamos el derecho a decidir en torno a la dimensión de salud, económica, cultural, diversidad y desde la fe:

Dimensión de salud:

En este eje reconocemos el derecho a decidir sobre nuestra salud sexual y reproductiva; es decir la libre elección de los métodos anticonceptivos, la elección de la maternidad, el ejercicio pleno del goce de la sexualidad, la libre elección sexual y al acceso público a todos los servicios de salud sexual y reproductiva, incluyendo el aborto.

Dimensión económica:

Las mujeres nos vemos afectadas por la desigualdad de la brecha salarial, cuando tenemos un empleo formal; por las largas jornadas de trabajo, especialmente en el empleo informal; por los trabajos asignados por el hecho de ser mujeres, por ejemplo, el cuidado de la familia y el trabajo doméstico, entre otros. Lo anterior nos coloca en en una situación desfavorable, por ende, apostamos a que nuestra fuerza de trabajo pueda salir de la lógica capitalista y reconstruirse desde una economía del reconocimiento del cuidado. Reivindicamos, además, nuestro derecho a la libre elección profesional y a la tenencia propia y colectiva de bienes materiales.

Dimensión cultural:

La constitución del entramado cultural plegado de prácticas patriarcales y hetero-normadas, generan discriminación, desigualdad y estereotipos de género apegados a roles sociales binarios y misóginos, es por eso que desde Somos Muchas valorizamos el derecho a vivir en libertad y sin discriminación. Reivindicamos el derecho a la libre elección del ejercicio religioso, a la elección sexual, a la expresión de género y a la libertad de acceso a la educación pública e integral.

Desde la diversidad:

El derecho a decidir también nos cruza por la orientación sexual, la identidad y la expresión de género, en el goce sexual. Reconocemos que las mujeres lesbianas, personas transmasculinas, hombres transexuales y cuerpos gestantes no binarios, también abortan y lo hacen con un componente adicional: la invisibilización o discriminación de su identidad y orientación sexual.

Desde la fe:

El derecho a decidir de las mujeres también pasa por las creencias espirituales, sean religiosas o no. Reconocemos el derecho de todas las expresiones a la libre elección espiritual. Afirmamos que es posible ser creyente y defender el derecho a decidir. Es posible convivir con la fe de manera diferente a aquella misógina que impulsa únicamente la culpa, el sacrificio y el castigo; y declararse a favor de salvar la vida de miles de mujeres que mueren por abortar en condiciones inseguras.