Texto por Josselyn López
La vida de las niñas hondureñas es afectada por la discriminación, desigualdad y prejuicio al que se enfrentan todos los días.
Cada día, cuatro niñas menores de 14 años se convierten en madres en Honduras. Esta situación limita el acceso a educación porque pesa sobre ella la carga de cuidado y crianza, y de forma abrupta es percibida por la sociedad como madre, no como una niña. Según datos de la Secretaría de Salud (SESAL), entre enero y mayo del 2022 se reportan 8,557 egresos de parto en adolescentes, de los cuales 352 corresponden a niñas de 10 – 14 años; siendo Honduras uno de los países con las tasas más altas en embarazos adolescentes a nivel latinoamericano.
La mayoría de embarazos en adolescentes (entre 15-19 años) son resultado de la ausencia de educación integral en sexualidad, acceso a anticonceptivos modernos e incluso violencia sexual, lo que significa que son embarazos no deseados. Obligar a niñas y adolescentes a ser madres constituye una tortura. Las afecciones psicológicas que sufrirán van desde el miedo a ser rechazada, estrés, disociación, ansiedad, depresión e incluso el suicidio, como le sucedió a Paola Guzmán en Ecuador.
El embarazo en niñas y adolescentes marca el fin inesperado de la niñez, donde se enfrentan a responsabilidades para las que no están preparadas; esto violenta sus derechos.
Pensar en las niñas, en sus futuros y conocer lo que sueñan es lo que impulsa a Somos Muchas a juntar esfuerzos para defender la dignidad y felicidad de las niñas.
Durante el 2021, Somos Muchas junto a CEPROSAF, Acción Joven, Plan Internacional Honduras y la Red de Mujeres Jóvenes de Choluteca, impulsó un concurso de cuentos infantiles llamado «Las Niñas Sueñan» con el objetivo de visibilizar los sueños de las niñas, entendiendo que desean un futuro esperanzador para ellas y otras niñas.
Cada uno de los 49 cuentos representan los deseos de proyectos de vida y aspiraciones de cada niña que se permitió soñar y darse la tarea de transformarlo en una historia.
Recordar sus escritos es rectificar la lucha, conmemorando en este día sus aspiraciones y sobre todo la construcción desde la colectividad de un futuro que garantice sus derechos.
Una de las historias que nos comparten es la de Daniela, con 9 años comenta que anhela jugar con la nieve, visitar a sus abuelos, tener una mascota y que su historia de sueños sigue escribiéndose día a día. Melany con la misma edad que Daniela, quiere ser abogada y defensora de los derechos de las mujeres. Valeria a sus 14 años sueña con la construcción de un país justo, igualitario y respetuoso.
Nicol de 17 años escribe: “¡Nosotras somos revolucionarias! –nos imagino como guerreras, alzando nuestros puños en señal de lucha y valentía- la ilusión tiñe mis ojitos y sigo mi camino”.
Esto es solo una parte de las expresiones de las niñas de Honduras, es responsabilidad del Estado crear políticas públicas de salud y leyes que las protejan.
Las niñas tienen derecho a cumplir sus sueños, a tener condiciones dignas para su desarrollo, sin ser forzadas a ser madres.