Texto por Lala Yanes
“Hasta hay una planta que se llama mala madre”, esta frase fue mencionada por una de las compañeras participantes de las misiones camino al 5to. Encuentro En Clave Mujer 2022. Las misiones se han realizado en Choluteca, La Ceiba, San Pedro Sula y Tegucigalpa, con el objetivo de generar discusión y reflexión sobre las causas que imponen las maternidades en las mujeres y las personas con capacidad de gestar. Una de estas causas son las normas culturales, de las que se desprenden frases como la inicial o como: “Si no le das hijos a un hombre, se te va a ir”. Las misiones nos han permitido identificar estas narrativas, donde se generaron espacios seguros en colectividad, donde se compartieron historias de vida, que de varias formas están impactadas por la imposición de las maternidades.
Estos espacios hicieron que nos sintiéramos acompañadas en las decisiones que hemos tomado, por ejemplo, en la decisión de no querer ser madres; pudimos expresar, cómo esta postura conlleva mucho estigma social, por la asociación de mujer directamente con la maternidad. También compartimos y escuchamos la experiencia de compañeras que son madres, muchas de ellas expresaban que fue liberador tener un espacio donde no se romantizara la maternidad, donde no se nos imponga ser “súper mamás”, un sitio donde compartir que aunque amamos a nuestrxs hijxs, el trabajo reproductivo se vive en soledad, es agotador, y hace que socialmente se nos obligue a olvidarnos de nosotras mismas, por el hecho que después de parir, solo se nos lea dentro de la categoría de “mamá” y nos marquen lineamientos para maternar.
Infancias felices y libres de decidir
Asimismo, generamos reflexión sobre la urgencia de luchar por el deseo de que nuestras hermanas, sobrinas, hijas, vecinas, etc.; vivan sin la obligatoriedad de convertirse en madres. Necesitamos transformar la narrativa social y posicionarnos en contra de todos sus artefactos que desde que somos infancias nos están mandando el mensaje de la maternidad, las herramientas de esta narrativa van desde los juguetes hasta los servicios de salud.
En esta misma línea, fue revelador como una gran parte de las que conformamos el espacio habíamos experimentado violencias de parte del personal de salud, ya sea al juzgarnos por acudir a un centro de salud por métodos anticonceptivos o porque nuestra orientación sexual es disidente de la heterosexualidad: pensamos sobre la incidencia que se debe de hacer en estas instituciones que en la mayoría de las ocasiones no nos protegen.
También compañeras creyentes de distintas religiones asistieron a las misiones y aunque el tema del derecho a decidir muchas veces parece estar peleado con la religiosidad, fue un espacio donde se expusieron distintos puntos de vista, surgieron comentarios como: “Me disculpo en nombre de la gente de las iglesias, que las han hecho sentir ignoradas o agredidas. Yo amo a Jesús y sé que sus enseñanzas no tratan de eso”.
Finalmente, es importante destacar la importancia de las redes de apoyo, que fue un tema clave que se evidenció en los espacios. Una de las compañeras mencionó: “Nos revelamos porque nos atrevemos a existir como mujeres”, mujeres como una categoría clave de la lucha feminista. Pensarnos como mujeres es pensarnos en comunidad, posicionarnos como sujetas de derechos, como personas merecedoras de un amplio universo de opciones de vida, libres para vivir nuestros procesos a nuestros ritmos y tiempos.